29 ene 2013

Defensoras de DH se organizan para protegerse a sí mismas

NACIONAL
DERECHOS HUMANOS
   Critican lentitud del mecanismo oficial de protección

Por: Anayeli García Martínez
Cimacnoticias | México, DF.- 

A tres años de que medio centenar de mujeres de todo el país se organizaran para fortalecer sus luchas contra los abusos arbitrarios del Estado, estas madres, esposas e hijas no sólo lograron tejer una red de apoyo entre ellas, también crearon todo un mecanismo de seguridad y autocuidado para su protección.

Estas mujeres integradas en la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos de México sostienen que la violencia contra las activistas no se acabó con la llegada de Enrique Peña Nieto al poder, y por ello generaron sus propias herramientas para hacer frente a los embates que están por venir.

Congregadas este 25 y 26 de enero en la Ciudad de México para analizar el impacto del actual contexto socio-político en su trabajo en defensa de los pueblos indígenas, los recursos naturales, las víctimas del feminicidio, la salud sexual y reproductiva, o la libertad de expresión, estas mexicanas se unieron para fortalecerse en su lucha.

Las activistas provenientes de estados como Chihuahua, Nuevo León, Baja California, Chiapas, Guerrero, Coahuila, Durango, Oaxaca o Puebla, donde en algún momento se respiró el miedo, presentaron un protocolo de atención para responder a las inminentes situaciones de peligro que enfrentan.

En dos días de trabajo, las defensoras sistematizaron sus saberes sobre seguridad en contextos de violencia y concluyeron que el simple hecho de enarbolar una causa las hace vulnerables, además acotaron que ser mujeres las hace enfrentar riesgos distintos sobre su cuerpo, sus hijos y su familia.

Por ejemplo, durante las charlas se escuchó la voz de una activista de Yucatán: “Quien se meta a defender a las mujeres necesita saber que va a afectar algo”.

Otra respondió: “El riesgo es inherente a la causa defendida. Existe la posibilidad incierta de que algo nos suceda”. Y luego continuó: “La finalidad de la represión es sembrar la impunidad y el miedo para que la gente no se organice”.

La información recopilada por la red revela que antes y después de la entrada del gobierno priista, las defensoras trabajan en un contexto de alto riesgo, la mayoría de las veces sin apoyo institucional y en ocasiones bajo el ataque de funcionarios, grupos militares o paramilitares y el crimen organizado.

Aún así ellas lograron transitar del coraje que las unió a la esperanza que las mantiene juntas. Marusia López, una de las organizadoras y coordinadora de Asociadas por lo Justo (Jass, por sus siglas en inglés), afirma que aunque parece que la violencia contra las activistas amainó, en la realidad las agresiones continúan.

Al hacer un balance de lo que se consiguió a tres años de reunirse por primera vez, la defensora indica que han consolidado un espacio para compartir experiencias y buenas prácticas, pero ahora también han creado un mecanismo para su protección y cuidado.

“El primer encuentro fue para darnos cuenta que lo que estaban viviendo en el norte también estaba pasando en el sur, es decir, que la violencia contra defensoras era una situación nacional; el segundo encuentro fue para que nos cayera el veinte de la gravedad de esa violencia. Fue un encuentro de  angustia, de no saber que hacer frente a tanta violencia”, explica.

Y agrega: “Me parece que (al tercer encuentro) llegamos con mucha mas claridad del contexto, con más herramientas para protegernos y el objetivo era ese: salir con más y mejores herramientas para cuidarnos y para hacerlo colectivamente, para no estar solas al momento que enfrentamos una agresión”.

CONCIENCIA COLECTIVA

Así surgió su protocolo de protección y aunque reconocen que aún puede ser incipiente, por lo menos ya cuentan con las herramientas básicas para recopilar información, establecer contactos y ubicar servicios de apoyo de emergencia.

“Hay una conciencia colectiva de que si no nos cuidamos entre nosotras nadie lo va hacer”, advierte Marusia López al explicar que garantizar su protección también significa asegurar la continuidad de sus movimientos. “El gran objetivo es poder seguir luchando por los derechos”, dice.

Aunque las mujeres reconocen la creación del Mecanismo de Protección para Periodistas y Personas Defensoras de los Derechos Humanos del gobierno federal, saben que aún no funciona por completo y ante la desconfianza prefieren apostar a sus propias herramientas.

Al respecto, Imelda Marrufo, coordinadora de la Red Mesa de Mujeres de Ciudad Juárez y una de las impulsoras de este encuentro, reconoce que el mecanismo gubernamental fue un paso importante de la sociedad civil, pero señala que los espacios entre pares son vitales para la protección y defensa del trabajo social.

“Los espacios de confianza son construidos a partir de las relaciones entre pares, y éstas surgen de las relaciones entre defensoras, del reconocimiento de nuestro trabajo”, lo que a su parecer no implica que desaparezca la obligación del Estado de garantizar que las personas puedan ejercer su derecho a defender los DH.  

Como ejemplo del trabajo de esta red, a lo largo de 2012 se pronunciaron en 28 casos de violencia en contra de defensoras de DH, entre estos las amenazas contra Bettina Cruz (Oaxaca) y Blanca Velázquez (Puebla); el intento de homicidio contra Norma Andrade (Chihuahua), y el asesinato de Fabiola Osorio (Guerrero), por mencionar algunos casos.

En este contexto, las activistas advierten que la democracia languidece y que la situación de violencia podría empeorar, por ejemplo relatan que ya no hay amenazas frontales de agentes estatales sino que ahora amedrentan con órdenes judiciales y con grupos organizados de ciudadanos que confrontan sus luchas.

Es ante esta situación que las defensoras se preparan para gestionar medidas cautelares y acompañamiento jurídico ante unas autoridades que, lejos de protegerlas, las acusan de provocar las agresiones por asumir un papel de activistas que según ellos no les corresponde.

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