14 abr 2011

No le interesa debatir sino imponer, critica el dirigente zapatista

La clase política desprecia a las masas, pero las necesita: subcomandante Marcos

Teóricos de arriba reflejan ignorancia al minimizar movimientos que derrocan gobiernos, dice

Hermann Bellinghausen
Enviado
Periódico La Jornada
Jueves 14 de abril de 2011, p. 24

San Cristóbal de las Casas, Chis. 13 de abril. Cuando la gente de arriba sentencia que sólo hay una opción, que es la vía electoral o la vía armada, no sólo demuestra su falta de imaginación y de conocimiento de la historia nacional y mundial, expresa el subcomandante Marcos. También, y sobre todo, vuelve a tejer la trampa que sirvió de argumento para la intolerancia y la exigencia de una unanimidad fascista y retrógrada para uno u otro lado del espectro político.

Al proseguir su correspondencia con Luis Villoro, el vocero zapatista dice de la clase política: “En lugar de tratar de imponer sus endebles axiomas, podrían optar por debatir, por argumentar, por tratar de convencer. Pero no. Se trató y se trata de imponer.

Creo sinceramente que no les interesa debatir en serio.

Y señala que es hasta cómico ver cómo se hacen malabares para encantar a las masas (sí, las desprecian, pero las necesitan) y al mismo tiempo cortejar sin rubor al poder económico.

En tanto, la guerra de arriba sigue, y su paso de destrucción pretende también que todos empecemos a aceptar ese horror cotidiano como si fuera algo natural, algo imposible de cambiar. Y argumenta en favor de la reflexión: Como si la confusión reinante fuera premeditada y pretendiera democratizar una resignación que inmoviliza, que conforma, que derrota, que rinde. En tiempos en que se organiza la confusión y se ejerce conscientemente la arbitrariedad, es preciso hacer algo. Y un algo es tratar de desorganizar esa confusión con la reflexión crítica.

Marcos fustiga a los teóricos de arriba, pensadores de lo inmediato quienes, “salvo las ‘molestas’ interrupciones de catástrofes naturales y humanas (porque los crímenes cotidianos de esta guerra son una catástrofe)… vuelven una y otra vez sobre el tema electoral”. A esto lo llama teoría chatarra, que no nutre, sólo entretiene.

Cuando los “expendedores de teoría chatarra miran hacia otras partes del mundo y deducen que las movilizaciones que derrocan gobiernos son productos de celulares y redes sociales, y no de organización, capacidad de movilización y poder de convocatoria, expresan, a más de una ignorancia supina, el deseo inconfeso de conseguir, sin esfuerzo, su lugar en ‘La Historia’”.

Pero, al igual que los productos milagros que prometen bajar de peso sin hacer ejercicio y atascándose de comida, y hay personas que lo creen, también hay quien cree que se puede tener libertad, justicia y democracia con sólo tachar una boleta a favor de la permanencia del PAN, el arribo del PRD o el regreso del PRI.

No obstante, aventura: supongamos que les interesa debatir y convencer ¿Con qué lo harán? Y enumera las supuestas bondades del regreso del Revolucionario Institucional y el consecuente refrendo de toda una cultura de corrupción y crimen. O bien las posibilidades reales del proyecto de dar marcha atrás a la rueda de la historia y volver al Estado benefactor que es la propuesta de la aún endeble coalición de oposición.

Cuestiona el sistema de partidos de Estado, ése que encontró en el PRI su mejor espejo. ¿O será que no se han dado cuenta de hasta qué punto están destruidas las bases de ese Estado? Mas ¿cómo mantener, rescatar o renovar un cadáver?

Marcos confía a Villoro una certeza: No es posible plantearse cualquier tipo de solución al desastre del Estado nacional sin tocar al sistema responsable de esa ruina.

Hay soluciones, sostiene, pero sólo pueden nacer de abajo, de una propuesta radical que no espera a un consejo de sabios para legitimarse, sino que ya se vive, es decir, se lucha en varios rincones de nuestro país. Y que es, por tanto, no una propuesta unánime en su forma, en su modo, en su calendario, en su geografía. Es decir, es plural, incluyente, participativa.

Recurre al ejemplo de Chiapas, donde (el gobernador) Juan Sabines Guerrero es lo que mejor representa a la putrefacta clase política mexicana: tiene el apoyo de PAN, PRI, PRD y el movimiento de AMLO; es generoso con los medios para que digan lo que conviene y callen lo que no le conviene; mantiene una apariencia que a nadie le parece importar que sea eso, una apariencia presta a hacerse añicos en cualquier momento; y gobierna como si del aplicado capataz de una hacienda porfirista se tratara.

Y sostiene: Nosotros no queremos cambiar de tiranos, de dueños, de amos o de salvadores supremos, sino no tener ninguno. Y cuestiona: ¿La democracia que quieren ellos no es sino una amnesia administrada a conveniencia?

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