31 ago 2009

Tita Radilla llora por su padre durante la vista contra México en el Tribunal Interamericanao de Derechos Humanos en julio pasado.

Tita Radilla Martínez llora por su padre en la vista internacional contra México.

Dicen en México que “quien tiene un corrido está muerto o lo matan“. Humilde agricultor y cantor popular, Rosendo Radilla era detenido hace 35 años en un control militar porque defendía a los pobres. Rosendo es uno de los 1200 desaparecidos durante la llamada guerra sucia. La reportera mexicana Verónica Basurto, que prepara un reportaje sobre esos años para la televisión, nos cuenta el caso 12.511 por el que México se sienta hoy en el banquillo.

Casi al amanecer, Rosendo Radilla Pacheco decidió salir de su casa en Chilpancingo, Guerrero, para dirigirse al municipio de Atoyac, en donde nacieron y crecieron 12 de sus 13 hijos. Rosendo iba a cuidar la tierra que les daba de comer.

Rosendo Radilla Martínez, hijo del cantador de corridos, recuerda hoy que tenía once años cuando los pararon en un retén militar de Atoyac. Allí un soldado le dijo a su padre que tenía órdenes de detenerlo. Rosendo, el padre, les dijo: “Pero si yo solo me dedico al campo y a cantar”. Y los soldados le respondieron: “Pues sólo por eso ya te chingaste”.

Ese 25 de agosto de 1974, era la última vez que Rosendo hijo veía a su padre. En plena “guerra sucia” del ejército contra la población civil, muchas familias como la de Rosendo buscaron durante meses a los suyos, desaparecidos, entre los cuerpos sin vida que rodaban por los cerros y calles polvorientas de Atoyac de Álvarez, en Guerrero.

rosendoradilla

Rosendo Radilla fue detenido por militares mexicanos hace 35 años, en plena "guerra sucia" del ejército, y nunca se volvió a saber de él. Su caso es uno entre 1200.

“Por incompetencia de las instituciones mexicanas y por el fuero del que gozan los militares, decidimos llevar nuestra denuncia ante un tribunal internacional”, concluye ahora la familia Radilla. Argumentando que el delito de hace 35 años ocurrió en un México diferente al actual, el secretario (ministro) mexicano de Gobernación (Interior) dijo en la primera audiencia del 8 de julio pasado, ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que las denuncias contra la institución militar son injustas.

“No voy a descansar hasta saber dónde está mi papá”, señalaba ese mismo día de julio Tita Radilla Martínez presente en la primera vista del tribunal, en Costa Rica.

El caso Rosendo Radilla Pacheco servirá de precedente para la investigación de 1200 desapariciones durante la guerra sucia de los 70 y los 80. Pero en México sigue habiendo desaparecidos y decenas si no centenares de presos políticos ocultos.

En democracia, la gente tiene derecho a saber.

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